Tras 11 horas de vuelo, por fin llegamos al aeropuerto internacional de Nueva Zelanda, aquí empieza nuestra aventura con el Idioma, estamos un pelín cagados, perdón por la expresión, porque no sabemos que nos van a preguntar en la aduana. Llevan muy a rajatabla el tema de no introducir comida y derivados de los animales, e incluso nos miran las botas para ver si están limpias, tras una pequeña conversación con los funcionarios de aduanas, todo perfecto, salimos del aeropuerto.
Ahora nos toca llamar a la compañía de Alquiler de autocaravanas, para que nos vengan a recoger al aeropuerto y llevarnos a por nuestra casa durante estas vacaciones.
Nos explican el funcionamiento de todos los sistemas que lleva el vehículo y nos ponemos en marcha, ah, hemos tenido mucha suerte, ya que en las oficinas había dos personas que hablaban español, y todo ha sido muy fácil.
Damos unas vueltas alrededor de donde hemos cogido la caravana para familiarizarnos con ella y poder tener la sensación de conducir a la izquierda, y nos dirigimos a la comarca de Coromandel al Este de la Isla Norte.
Llegamos por la noche, tras pasar varios pueblos y empezar a fliplar con el paisaje.
Esta es nuestra nueva casa.
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